domingo, 10 de abril de 2011

ARGENTINA EN BUSCA DE LA VERDAD

Investigadores que integran la Comisión de Estudios del Fenómeno Ovni en la República Argentina (Cefora), refuerzan la idea de que el Estado debe desclasificar los expedientes sobre ovnis y piden que el fenómeno se investigue. “Pretendemos que la desclasificación sea pública y le sirva a todo el mundo, porque todos tenemos derecho a conocer la verdad”, aseguró a AIM el investigador paranaense Raúl Avellaneda. En diálogo con esta agencia, Avellaneda confirmó que la Mesa Ejecutiva del Cefora está integrada por 12 personas de Entre Ríos, Salta, La Pampa, Victoria, Buenos Aires, Santa Fe y Rosario, a los que se suman asesores y colaboradores. “Con muchos ya intercambiábamos información desde antes, pero a otros los conocí desde que conformamos la organización. Más allá de que tenemos años de antigüedad y seriedad en el tema, lo que pretendemos es dar un puntapié inicial para la desclasificación de documentos. Tenemos el lema Cefora somos todos, y pedimos que la desclasificación sea pública y le sirva a todo el mundo, porque todos tenemos derecho a conocer la verdad”. Tal como la presidenta del Museo del Ovni de Victoria, Silvia Simondini, adelantó a AIM tiempo atrás, Avellaneda ratificó que “para que el Estado acceda a la desclasificación buscamos conseguir 100.000 solicitudes (las planillas se pueden obtener en visionovni.com.ar. Si el fenómeno ovni es como nosotros pensamos que es, y así venimos investigando desde hace tiempo, lo que hay que saber es que si se confirma cambiará la estructura social, económica y religiosa. Más allá de esto, si la verdad de lo que vemos en el cielo corresponde a una potencia extranjera y es un prototipo secreto, también necesitamos saberlo, porque es un derecho de todos”, agregó. Vellaneda se refirió luego a la reacción de los organismos oficiales cuando el Cefora pide desclasificar los expedientes sobre ovnis. “Esto no es nuevo y a lo largo de los años hubo intentos de personas aisladas. En principio no tuvimos respuestas, pero después hubo algunos acercamientos e incluso, la Fuerza Aérea trabaja en la creación de una comisión que se dedicará al análisis del fenómeno, cosa que ya existe en Uruguay, por ejemplo”. Sin embargo aclaró que desde Cefora mantuvieron charlas informales con algunos legisladores nacionales “porque el fundamento nuestro es que las 100.000 firmas nos permitan presentar el proyecto en el Congreso para su tratamiento”. Además afirmó que “hubo un acercamiento –si así se lo puede denominar- cuando la presidenta (Cristina Fernández) vino a Victoria por el Bicentenario. Silvia Simondini, radicada en esa localidad y miembro del Cefora se acercó, le dio material a través de un custodio y le dijeron que se entregaría a la mandataria; por eso suponemos que la jefa de Estado conoce de qué se trata”. Para el investigador, “el trabajo del Cefora es importante porque se ha hecho conocer que existen 22 países en los cuales se han desclasificado los expedientes ovnis, así que tenemos mucho apoyo de otros Estados. En este momento, sólo Argentina, Bolivia y Perú están con el tema pendiente”.Avellaneda aclaró a AIM que no piden que les digan “si existen navecitas en las que viajan hombrecitos verdes, pero lo que tratamos es que nos expliquen qué vemos, ya que muchos de nosotros y cada vez más personas hemos visto cosas extrañas, más allá de las huellas que encontramos e investigamos. Lo que queremos saber es qué cosas surcan nuestros cielos y por qué nadie nos da una explicación”. La preocupación de Avellaneda radica además en que el Estado debe defender los cielos. “Nadie dice que todos son ovnis, pero sí podemos presuponer que en algunas oportunidades naves (aviones) de otros países pueden surcar nuestros cielos portando contrabando o violando nuestro espacio aéreo. En definitiva, queremos conocer todo lo que hay en documentación, que es mucho”. El integrante del Cefora aseguró que los archivos en los organismos del Estado “son incalculables. La Armada desde 1962 en adelante; la Fuerza Aérea tenía archivos muy importantes y en la época de Carlos Menem, cuando se terminó con el proyecto Condor, se liquidó también el organismo que se dedicaba a la investigación. Queremos saber de qué se trata. Y si se investiga y nos dicen que no son naves extraterrestres, bienvenido sea. Lo que queremos es la verdad, no que nos confirmen lo que algunos creemos que puede ser una nave no terrestre”. Para Avellaneda, no es que se incrementó la cantidad de avistajes. “Lo que pasa es que ahora, con el acceso a la tecnología, todos tienen un celular o una cámara fotográfica que les permite realizar registros de buena calidad. Entonces, cuando alguien ve algo, lo primero que atina es a fotografiar lo que vio”. Sin embargo aclaró que “se ha dado una apertura al tema. La gente tiene más información y además, medios de comunicación muy cerrados en su tesitura, como National Geographic o Discovery, están mostrando mucho material, más allá que éste puede ser tendencioso o que a veces, desinforme en vez de informar”. Además, el investigador consideró que el periodismo logró que el tema se tome con mayor seriedad. “A pesar que todavía se toma el tema con sorna, ahora es más fácil abordarlo”. Es posible que todos hayamos visto un Ovni alguna vez y que hayamos hecho cualquier atribución sin preocuparnos más, pero también que el hecho nos haya conmovido pero no lo hayamos dado a conocer por miedo el ridículo, ya que los que dicen “ver cosas” nunca han tenido buena fama. Al menos nuestra sociedad pretende que se vea sólo lo socialmente reconocido, es decir, aquello en que todos puedan acordar sin discusiones porque entra en el sentido común prevaleciente. Un gaucho podía ver luces fantasmales, sombras y bultos que se menean sin ser considerado mentiroso ni loco, la única condición era no revelar miedo; pero otro es el caso de un moderno habitante de las ciudades, donde al menos nominalmente se acepta la racionalidad científica burguesa. Y aunque semejante racionalidad nos caiga lejos, sabemos que no conviene desafiar el ridículo. Por eso, tal vez, subsiste el temor a contar que alguna vez presenciamos algún avistaje. En Argentina, en 2008, los registros –oficiosos– de los investigadores nacionales dieron cuenta de una “gran oleada de ovnis”: 550 casos reportados en 12 meses. Entre enero y junio de 2009, cuando la progresión de los años anteriores indicaba un descenso, se reportaron 235 casos cada semana. A ello hay que sumar la ola de animales mutilados en distintas provincias y el encuentro con extrañas criaturas humanoides.

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